Los quijotes, son del tipo de personas que, por justicia y razón, elige la causa perdida en su propio daño. Desechan el dolor por la compasión ante el más débil. Pierden en su lucha constante, de continuo tesón. Hacen lo que debe hacerse, no lo que más le conviene. Les duele como a todos, pero su ánimo nunca decrece, tampoco su razón.
Son lo contrario al tumulto, a nadar con la corriente, a aplaudir en la muchedumbre. No los verás en ninguna foto promocionada, siempre en silencio pero empujando, hasta el final, y su fin. Son de la pasta que está hecho el diamante, constantes como las olas del mar, templados como el acero, solitarios como el héroe.
Si tienes la suerte de cruzarte con ellos a lo largo de tu vida, acércate y no los dejes marchar. Comprenderás la verdad de las cosas y las personas, razones que comen mentiras, donde nace el dolor, la justicia y la debilidad. Allí donde campe el dolor, estarán, siempre en medio, batiéndo su espada contra el más fuerte e injusto. Y no les importará ser atravesado por la espada del poderoso, si a buen fin lleva su empresa. Más nadie llorará por ellos y un epitafio hallarás en su tumba; "Nunca ganó. Amó, luchó, resistió".
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