La jauría

 

La jauría es un grupo de personas incontroladas, con evidente poder de influencia en los medios sociales y mediáticos, que interpretan los acontecimientos de nuestra sociedad desde la demagogia y el fanatismo feminista. Es una dominación tiránica del pueblo, impuesta y excluyente, basada en una supuesta injusticia que se produce por debilidad de la mujer sobre el hombre. 

Los protagonistas de un hecho no importan, tampoco sus interpretaciones del hecho, tampoco sus actos previos ni posteriores; lo que importa es que la jauría fabrica el hecho según su conveniencia política, fabrica las razones y su interpretación. Puede ser justa o injusta, lo cierto es que la interpretación se fabrica sobre la demagogia y su propio interés político. Su influencia sobre los protagonistas del hecho y sobre la sociedad y opinión pública se impone luego por coacción; de tal manera que el que no piensa como la jauría va contra la jauría y debe ser señalado y derrocado (pura y llanamente se trata de fascismo).

Aunque parezca que no, esta es la sociedad que nos ha tocado vivir. Tantos años para derrotar una dictadura y tantos años para ganar las libertades personales que, padeciendo hoy en este siglo esta dictadura moral, parece que hemos involucionado socialmente. Más cuando los actos lícitos o ilícitos se juzgan en los telediarios y no en los Juzgados, por unos oportunistas indocumentados (llámese Irene Montero que ha dejado libre a miles de agresores sexuales) y cuyo único fin es obtener rédito político.

Hoy más que nunca se revela la película El Crisol (The Crucible, 1996) como algo actual. Ejemplo del "Fiero retrato del histerismo colectivo" que vivimos en la actualidad con el caso Rubiales. Ese soez y detestable presidente de la Federación Española que, aun ostentando inmerecidamente un cargo de tanta importancia y habiendo hecho deméritos anteriormente para su cese, no debería ser cesado y linchado por un beso forzado y decisión de una turba dictatorial y perversa, propia de la inquisición.