sábado, 28 de septiembre de 2013

Asquerosa indiferencia, indecencia representativa



Así veo esta ciudad. Una ciudad acobardada, cobarde, desahuciada por méritos, cegada voluntariamente y sorda necesariamente para no tener que salir a la calle a protestar o clamar ¿qué estáis haciendo con nuestro municipio? Porque lo de ayer no tiene nombre. Ayer se aprobó, se respaldó, se enmarcó en el órgano de máxima representación de todos los jerezanos, el pleno del Ayuntamiento, el inicio del expediente de segregación de una parte muy importante del territorio del municipio que todos hemos heredado de nuestros ascendientes. Fue como decir, amputen el brazo sano de la puta, que ya la utilicé y hay que dar de comer a los votantes. Fue como vender las cortinas de Ebenezer Scrooge estando vivo. O como matar al soldado Ryan, una vez rescatado. Una estúpida y absurda reunión de la secta en la película La vida de Brian. 

Y veo asquerosa indiferencia en tí y en los que viven en el municipio, estúpido pasotismo, pasividad cobarde y cómoda, de estar sentados en una silla mirando como desmantelan tres gatos y medio, estúpidos e inconscientes, el territorio de un municipio sin tener pajolera idea de qué están haciendo o qué repercusiones futuras pueden estar teniendo sus frívolas decisiones tomadas hoy. Menuda panda de mamarrachos. Inservibles.

Esto me lleva a replantearme mi papel en las elecciones locales del año 2015. Mi palabra está dada, lástima que no la puedo cambiar a estas alturas, pero a partir de ahí voy a sopesar lo que debo hacer porque lo de ayer, ante tanta repugnante indiferencia y pasividad, mientras están desmantelando el municipio, es que no lo puedo aceptar. No lo acepto, me hierve la sangre y se vuelve horchata otra vez y a la vez.

El que se crea ignorante no lo es. El que no se crea aludido, lo está. Todo el que no reacciona se encuentra al lado de los enterradores del término de Jerez que, a diferencia de ellos, me duele. Porque de lo que aquí se trata es del diálogo de enterradores en Hamlet: "Debe haber sido en defensa propia; no puede haber sido de otra manera. Aquí está el punto de la dificultad. Si yo me ahogo voluntariamente, esto supone una acción, y toda acción consta de tres partes, que son: hacer, actuar y ejecutar, de donde se infiere que ella se ahogó voluntariamente" (enterrador 1ª). Yo no me ahogo voluntariamente. El pleno no actuó en defensa propia sino en indecencia representativa.   

Y nos cortamos un brazo territorial porque a los enterradores les puede costar un brazo electoral en un año y medio; es decir, les cuesta votos votar en contra. Negar con la cabeza. Decir un rotundo y absoluto no. Pero hay más. Lo hacen cuando se cumplen 750 años de la constitución de la ciudad de Jerez, para conmemorar este hito histórico, irónicamente, y promovemos la segregación de parte de lo que conmemoramos. Asesorando la iniciativa de segregación. Ayudando en su tramitación y, después, nada más y nada menos que de aprobar (hace pocos meses) un estatuto jurídico específico para las ELAs y la actualización de sus convenios de financiación. ¿Qué me estás diciendo? ¿Qué me estás mintiendo? ¿A quién quieres engañar?

Hasta aquí llegamos. El que quiera que siga votando a esta cuadra, como hasta ahora, pero no en mi nombre y no en el nombre de interés alguno de Jerez. Acordándome de la cita de Quevedo (donde no hay justicia es peligroso tener razón porque los imbéciles son mayoría) entiendo que la imbecilidad y la injusticia van unidas de la mano. Son peligrosas. Generan silencio y complicidad. Te hacen volverte idiota. Quizás por eso los jerezanos tienen lo que se merecen. Pero conmigo no cuenten, tengo demasiada imbecilidad y he llegado a mi tope. El depósito rebosa asquerosa indiferencia. Llueve en Jerez, no indignación.

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