Yo sabía que poco se podía confiar en un gobierno dirigido por Rajoy, que nada ha demostrado sino ser respetuoso y jugar un papel mediocre en la oposición. Luego viene el señor Wert, de educación y cultura, proponiendo iniciativas respaldadas por los amigos de ZP que hicieron incluso un video apoyandole e imponiendo una ley Sinde que supone la vulneración de muchas las garantías judiciales que muy difícilmente se han implantado en este Estado. Para colmo, aparece un ministro estrella llamado Gallardón que, para favorecer a un grupo de poder que lo está pasando mal por la crisis y ya no se pueden lucrar como antes, les otorga una serie de facultades como la de poder casar o formular convenios reguladores en divorcios de mutuo acuerdo. Lo que nadie parece enterarse es de que tiene dos hermanos que son notarios y que este tipo de convenio no lo saben redactar los notarios y se van a vulnerar garantías constitucionales para los cónyuges que quieran divorciarse. Al tiempo. Pero ya lo que más me ha descompuesto es la reforma laboral. Y permítanme que lo trate aparte.
Es un problema de este país y de nuestro querido Jerez la falta de iniciativa empresarial y cultura emprendedora entre la ciudadanía (todo el mundo quiere vivir de lo público, de ser si se puede funcionario y dejar la dificil tarea de emprender). También ha sido y es un problema que el crecimiento que propició la política de Aznar se basara solo en el ladrillo sin proporcionar a las empresas el factor competitivo de la innovación ni la diversificación de sectores económicos. Es por ello y no por otra cosa que la situación estatal se encuentra con niveles de desempleo de la franja de Gaza.
Si a eso le añadimos que el poco tejido empresarial que existe viene dirigido por una serie de empresarios que, en muchos de los casos, no asumen que un año puedan tener pérdidas sino que su solución en tomar los réditos de todos los años anteriores y dejar en la calle a los trabajadores, a que los sindicatos han estado llenándose los bolsillos y engordando sus cinturas sin tener en cuenta que las empresas de fuera no quieren derechos adquiridos de los que no cuentan empresas en China o en Marruecos, a que falta cultura y preparación en la mano de obra pero no se ofertan cursos suficientes, a que se pretende arreglar el problema del desempleo a través de reformas en contratos y legislación... tenemos lo que estamos viendo. Un Gobierno incapaz de solucionar la situación y que se mueve a fuerza de regular un sector que cada día es más endeble y precario.
La solución no está en regular los contratos de los que están trabajando y regular su despido más barato. Nada tiene que ver con eso. La situación del estado se basa en la falta de diversificación del sector productivo, falta de formación del emprendedor, falta de rédito económico del emprendedor y falta de incentivo a la innovación que genera competitividad.
Hay que crear empleo y ello no se genera regulando el que hay en condiciones más favorables para el empresario que despide. Porque si despide es que no va a crear. Lo que habría que mirar es la idea de apoyar al que crea, emprende, con política dirigida a fomentar la creación en determinado sector empresarial que sea más propicio en las distintas partes de España. No hay otra solución y esta no será a corto plazo. Habría que ver qué cotización debe mantener el empresario sobre el trabajador a la Seguridad Social ya que entre la nómina y las cotizaciones se va gran parte del rendimiento económico de la empresa. Debería cotizarse no atendiendo a las tablas que impone el gobierno sino en proporción al rendimiento que haya tenido la empresa ese año. Si tengo menos rendimiento cotizo menos por mis trabajadores. Si tengo más rendimiento cotizo más por mis trabajadores. Obviamente, manteniendo todos y cada uno de los derechos que hoy tienen los trabajaros que no son discordantes.
No se puede pretender regular el contrato de trabajo y esperar que se contrate más. El empresario que mantiene su empresa hoy por hoy va a contratar a alguien si lo necesita no pensando cuanto le va a costar si tiene que despedirlo. Y además habría que enfocar más la política al empresarior nuevo que al que está. El que está a estas alturas sabe lo que hay y sabe lo que tendrá. El nuevo es el que interesa a este país y la verdad es que pocas cosas veo nuevas en la regulación de este gobierno.
Otra cosa que me escandaliza de esta reforma es que va dirigida principalmente a los jóvenes entre 16 y 30 años. Precisamente son los mayores de 30 años los que tienen hijos, se han echado en muchos casos hipotecas y cargas financieras, tienen menos posibilidades de reciclarse y formarse nuevamente... y son a los que deja huérfano esta reforma. ¿Cómo es esto posible? Es una incongruencia que nadie ha pensado pero es insultante. Los padres de familia de más de treinta años van a tener muy difícil ser contratados por esa fórmula ya que la reforma lo que busca es la contratación indefinida de jóvenes de entre 16 y 30 años durante tres años con bonificaciones empresariales de hasta 3.600 euros. No se acuerdan de los que tiene más años que suelen ser los que tienen cargas y más difícultades de reciclaje y encontrar trabajo. Supongo que estas migajas a los jóvenes no deja ver esta cuestión a más de uno.
En fin, todo esto me parece un despropósito que todos nos hemos buscado votando y seleccionando este tipo de políticos actuales. Cuando uno va al supermercado compra el producto no más caro, no mejor envuelto, sino el que le gusta y es razonable en precio. Así seleccionamos el mejor. En política no. En política compramos la opción que más mentiras nos creemos a pesar de que ya lo hemos probado y sabemos a qué sabe.
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