Ya lo dije hace unos días. El político que ha decidido vivir del erario público lo hará con todas las consecuencias y hasta las últimas consecuencias. Y así lo hace Pilar Sánchez. Tal es así que ha solicitado ya su reingreso en un instituto de San José del Valle para, además de su puesto en la docencia, actuar como concejal y diputada provincial.
No es el primer caso ni será el último. Pelayo ha compatibilizado presuntamente -lo digo por la imposibilidad que presumo para hacerlo bien en dos cargos a la vez- su puesto de parlamentaria Andaluza en el Parlamento (que según ella le ocupa 2 días cada dos semanas) y el de concejal en Jerez para ganar del erario público por dos cargos (90 mil euros) y sólo, después de varios lustros, renunciar -está por ver- ahora al salario público municipal.
Habría que preguntarse, ¿es esto ético? Cada cuál que se responda en conciencia. Ser político es algo demasiado importante como para servirse de ello. Se pierde el concepto de servir o servirse.
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