sábado, 5 de abril de 2025

El Centro

 


El centro, en Jerez, no es una palabra cualquiera. El centro forma parte de nuesta memoria colectiva con un sin fin de calles, pequeñas y curvas, que zigzaguean sobre sus negruzcos adoquines. Cada esquina, cada recoveco de callejuela, cada árbol o banco, un local abierto o cerrado, cada escalon o pollete nos recuerdan algún momento de nuestra vida pasada que recordamos por alguna circunstancia.

Cada año por Semana Santa nos reencontramos con él. Volvemos a él, agradecidos y felices, como lo hace el río al mar o la noche al día. Volvemos a recorrer sus pasillos olvidados. Recordando cómo de confortables son sus paredes, sinuosas sus esquinas, el blanco de la luna en su madrugada, o cómo de pasionales aquellas voces que nos dábamos en alguna charla entre amigos.

El centro es un lugar donde nunca nos perdimos, aunque no nos encontráramos. Donde dábamos rienda suelta a nuetras pasiones. Es el corazón de la ciudad, y de nuestras vidas. Es la casa de todos y el hogar de cada uno. Donde late el corazón de la ciudad y todas las calles van a circular. Al centro volvemos para encontrar, para hallar o para amar. 

Es la vieja Francos o la elegante plaza de la yerba. Es el primer beso que diste o aquél gran abrazo de un amigo. Es la larga y elegante calle caballeros o la tasca calurosa de San Miguel. Donde caminaste alegre con tu pandilla o enfurecido por una rencilla. Son las escalinatas de la catedral del Cristo de la Viga o la bulliciosa plaza de los plateros. Es Cristina o Doña Blanca, Algarve o San Mateo. Donde lloraste el amor que no volvió o ganaste otro que nunca te dejó. Es el centro un lugar que late, que late como un corazón. Y te llama, siempre, te llama. Y no puedes dejar escuchar su voz.  

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