La Profecía

 

Yo no sé si Lola Flores representó tanto para Jerez como para su familia, lo cierto es que tiene un museo en Jerez y no lo tiene (ni un monumento) alguien que representó más para Jerez, Diego Fernández de Herrera. 

Es verdad que a Lola Flores la conocen millones de personas y a Diego, muchos menos. Pero no tiene un museo Lola Flores por ser mundialmente conocida sino por nacer en Jerez, como Diego FH. Que si de morir hablamos una está en Madrid enterrada y otro en una tumba común y perdida de Jerez. Una tiene un monumento y el otro si quiera una calle olvidada. Una muchos recuerdos de folclórica, otro ni una simple lápida que lo recuerde. De una dice Wikipedia que, como algunas otras, es "símbolo y un tópico de una época en la España del siglo xx", de aquel dice que se le atribuye el "título de libertador del pueblo jerezano con que ha sido conservada su memoria".

El museo de Flores debe ser merecido, no lo sé. Pero lo que si se es que me recuerda qué injusta es esta y otras corporaciones municipales para con sus hijos y su recuerdo. Sus calles no enseñan su historia, su valor, su sacrificio, su entrega. Solo muestra su religión, sus caciques, sus folclóricas y algún que otro alcalde. No existen personas relevantes que recordar a las generaciones venideras, no existe historia que enseñar a sus visitantes, no existe vida más allá del siglo XX.

Cuando veo en televisión las imágenes del museo de Lola Flores me martillean las proféticas palabras del Padre Luís Coloma en 1886 "El tiempo cubrió con su polvo de majestad aquellas glorias, y el olvido y la indiferencia las enterraron luego, sin que un epitafio las eternice, ni un poeta las cante, ni un historiador diga a los que tras nosotros vienen, que antes de rico y poderoso, fue Jerez, noble, leal y heroico. […] Los hombres de hoy olvidaron a los héroes de otros tiempos, y aquella tierra ingrata que enseña al viajero bodegas, no puede mostrarle la tumba de Diego Fernández Herrera, ni la estatua de Garci- Gómez Carrillo". Aquella certeza se hizo profecía más de un siglo después. Cuanta razón tenía.