Recordando que el 8 de marzo de 1820 Fernando VII es obligado a jurar la Constitución española de 1812, rescato un artículo de Juan de la Plata sobre el general Riego y Jerez. Una figura histórica, del que definen como el «Washington español», que también estuvo en Jerez y del que parece un pozo lo engulló y no se supo nada más.
"No creo que haya habido jamás, en España, un militar más querido y más aborrecido, al mismo tiempo, que el general Rafael del Riego, que lo mismo que fuera recibido con toda clase de honores, tras su pronunciamiento en Las Cabezas de San Juan, fuera celebrado posteriormente su apresamiento, ejecución, muerte y descuartizamiento en la madrileña plaza de la Cebada. Y eso, pudo verse en Jerez, en el intervalo de tres años. Jerez recibió a Riego, en 1820, como a un héroe, y tres años después se alegraba de su ejecución, y celebraba hasta un solemne Te Deum, en acción de gracias, con luminarias y repique de campanas, como consta en actas capitulares de nuestro ayuntamiento, correspondientes a una época tan farragosa como llena de conspiraciones y traiciones políticas y militares.
Estamos en 1820, cuando Jerez tiene noticias, a las doce de la noche del 26 de julio, de que a la mañana siguiente iba a llegar a la ciudad Rafael del Riego Núñez, mariscal de campo de los ejércitos nacionales. Noticia que fuera recibida con notable alegría por todos los capitulares, acordando recibirle con los mayores honores. Al mismo tiempo que aprobaba la cantidad de 8.169 reales, para repartirla entre los soldados del ejército que le acompañaba. Eso, como primera remesa; esperando poder reunir otra cantidad para abonar, más adelante, a la tropa.
Pese a lo intempestivo de la hora, se le comunicó la noticia a los miembros de los dos cabildos, el municipal y el eclesiástico, citándose a sus miembros vestidos de gala para reunirse a las tres de la madrugada, y esperar en la sala capitular a que dieran las siete de la mañana, hora anunciada para la llegada de Riego, la cual se haría saber a la población con repique general de campanas; saliendo a continuación a esperar al general a la platea de Capuchinos, donde se logró reunir una inmensa muchedumbre, cantando todos el himno famoso de Riego.
Al llegar el militar, se apeó del coche de caballos que le traía y en unión de las autoridades locales y ciudadanos en masa que le esperaban, entraron por las calles de la ciudad, mientras el gentío le aclamaba con arcos de flores y ramas de oliva. Así hasta llegar al Cabildo, seguidos de la banda de música del Batallón de la Corona y en medio del repique de campanas, cohetes y fuegos artificiales, celebrándose una solemne recepción, sentándose Riego al lado derecho del presidente del cabildo municipal, pronunciándose discursos patrióticos, que fueron contestados por el mariscal. A la salida la enorme muchedumbre que le esperaba, en la plaza de Escribanos, lo vitoreó incesantemente, mientras Riego daba gritos de "Viva Fernando VII, primer rey constitucional".
Dicen las crónicas que mientras todo esto ocurría, dicho caudillo abrazaba a todo el que se le acercaba; siendo llevado a una rica mansión en la que fue alojado y que tras descansar recibió a todos aquellos jerezanos que quisieron acudir a saludarle, siendo una continua manifestación la del público que desfiló por dicha mansión.
Por la noche, la banda de música de la tropa que le acompañaba dio una lucida serenata frente a la casa en la que se hospedaba, y en los patios interiores, una pequeña orquesta amenizaba la velada, mientras que jóvenes jerezanas cantaban canciones patrióticas de actualidad, no pudiendo descansar Riego hasta las seis de la mañana, en que salió de Jerez, acompañándole las autoridades y el pueblo, hasta el limite de la población, al final del paseo de Capuchinos.
Rafael de Riego Núñez había vivido en Jerez una jornada realmente gloriosa. Como héroe popular había sido recibido por el pueblo jerezano y como héroe popular se marchaba de la ciudad, para continuar con su empresa militar.
Pasan tres años y Rafael de Riego, nombrado por los constitucionales general en jefe del Ejército de Andalucía, se enfrenta al poderoso ejército francés de los "cien mil hijos de San Luis", sufriendo una terrible derrota de la que logra escapar; pero delatado por los vecinos de un pueblo, llamado Arquillos, en la intendencia de La Carolina, es detenido y trasladado a Madrid, custodiado por voluntarios realistas.
Al llegar a Jerez la noticia se ordena al Cabildo Municipal que se haga saber al público por medio de bandos y edictos; acordándose se cante solemne Te Deum, en acción de gracias y que dos noches se ponga iluminación; que repiquen las campanas; que se pongan colgaduras y que para todas estas fiestas se nombre dos diputados que las organicen, invitándose a toda la población a que se unan a estas alegrías; de lo que se tomó razón y acuerdo en el cabildo extraordinario de 17 de septiembre de 1823.
En la capital de España, a Riego se le juzga y condena a muerte; siendo arrastrado por las calles y ahorcado, como si fuera un peligroso criminal, en la plaza de la Cebada madrileña, el día 7 de noviembre de 1823. Posteriormente, sería descuartizado y expuestos sus restos a la curiosidad pública. En el momento de su muerte, el valiente militar contaba 38 años de edad.
Jerez, como el resto de Andalucía y de España olvidó muy pronto al héroe popular que tanto había luchado por su libertad, siendo su nombre durante mucho tiempo todo un símbolo de la misma."
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