La memoria es corta. Tan corta como pasajera. Ya no nos acordamos de los sufrimientos pasados. Parecen lejos, ausentes, casi irreales. Y como buen humano, bajo la el yugo de la codicia, la historia puede repetirse desde otro punto de vista, incierto y oscuro.
Sobre diciembre de 2007 y en adelante, como si un bizcocho creciera en el horno, se incrementó poco a poco la demanda de viviendas, los precios de las viviendas, las hipotecas que se concedían para comprarlas, la construcción para cubrir la demanda, la corrupción política para concederlas y vuelta a lo mismo. Todo generó que el bizcocho inmobiliario reventara en una crisis que dejó de todo menos riqueza y progreso, salvo para el especulador que se retiró a tiempo. Todo aquello pasó, gracias a Dios, pero el poso del dolor y la frustración de gran parte de la población permaneció en la conciencia colectiva. Hasta hoy.
Hoy, unos brotes oscuros sacuden desde hace algún tiempo nuestra comarca. La introducción de aerogeneradores y plantas fotovoltaicas en nuestro término municipal nos recuerda ligeramente a la especulación y la avaricia de aquellos tiempos. Pero con ello, también nos alerta de dos cosas más importantes; el deber de cuidar el sector agropecuario de nuestros campos (tan importante como olvidado) y el deber de velar por una regulación acorde y proporcionada a esta nueva actividad comercial.
Actualmente existen más de cuarenta proyectos de instalaciones solares que están operativos, en construcción o se tramitan en la campiña jerezana. Por no hablar de los parques eólicos en funcionamiento y otros en proyecto. Energía limpia, dicen. Energía verde, dicen. Fuentes de ingresos para el municipio (ayuntamientos), dicen. Y dicen tantas cosas.
Pero lo que realmente está pasando es un cambio de uso de suelo, sin la más mínima planificación y límite gubernativo. Es decir, se trata de definir un nuevo uso productivo al terrero que nos rodea, sacrificando el sector agrario o su futuro, pero sin la más mínima idea de lo que se está haciendo; es decir, dejando la estrategia económica del marco de Jerez y su territorio a los impulsos humanos de codicia y especulación.
Digamos que estamos comprobando como rápidamente se transforma nuestro medio rural en macro-proyectos tan repentinos y rápidos como extensos, lo que supone graves perjuicios en el normal desarrollo de las actividades que son propias del mundo rural, como la ganadería o la agricultura, con afecciones medioambientales y socioeconómicas. Y todo ello sin la más mínima planificación, transparencia o estudio.
Nadie va a poder parar que cien empresas Chinas compren terrero en Jerez (qué raro lo hagan en aquí y no en Etiopía que tienen 364 días de sol), pero se debe planificar cuanto terreno, dónde, para qué y por cuanto tiempo (ojo, quizás lo principal), con qué repercusión medio ambiental y económica, fomentando compatibilidad con la agricultura autóctona, ponderando en igual proporción el fomento de cultivos en el marco, evitando la contaminación paisajística.
No se puede aceptar que estas plantas se implanten a golpe de talonario sin que exista una adecuada política que la regule, como hasta ahora. Ello recuerda al boom inmobiliario en el que todos miraban hacia otro lado, mientras la corrupción y la avaricia campaba a sus anchas. Y es que debemos recordar ahora más que nunca que el único futuro que tiene Jerez es su agricultura, por más que nos empeñemos en lo contrario. Debemos poner en valor la actividad agraria, su valoración y su rentabilidad. Debemos fomentar la vuelta del emprendimiento en explotaciones agrícolas, en el retorno de la población al medio rural, también de la juventud.
Estos brotes oscuros están sobre nosotros y modifican todo lo que nos rodea. Recuerden lo que decía El Quijote en su capítulo XVIII al contemplar sobre una loma dos grandes rebaños de ovejas como si ejércitos fueran y describiendo la procedencia de uno de ellos dice que son "los que pisan los tartesios campos, de pastos abundantes; los que se alegran en los elíseos jerezanos prados". Esperemos no se conviertan en un futuro en "fotovoltaicos prados olvidados". Por acción u omisión, nos estamos empeñando en eso.
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