Quiero comenzar esta reflexión agradeciendo a todas esas personas anónimas que, sin tener ese respaldo justo y meritorio del que escribe, siguen entrando en este blog. Gracias de verdad por acordarse de que existe un hilador de ideas que además de hilar también es padre. Y ésto último recibe todo y cada uno de los esfuerzos ahora. Que nunca debe ser excusa sino motivo. Y por ello les doy las gracias.
Y delante nuestra encontramos ahora una nueva legislatura local en la que BUX no participará. Una legislatura que tiene algo bueno y algo malo, como todo en la vida. Lo bueno es que una gran parte de los concejales de este Ayuntamiento no los conoce nadie. Había gente en la Granja que conducía su vehículo una mañana y al día siguiente alguien le dijo que tenía que representar a un grupo de ciudadanos. Y es obvio que la falta de prejuicios en una persona que entra en la política sin saber que existía debe ser bueno. Pues la política que se ve desde los ojos de un niño, limpia e ingenua, es la que debe y puede beneficiar a la mayoría silenciosa y no a la élite poderosa. Y si alguien acusa a los que llegan de falta de preparación solo hay que mirar a los que se sentaban antes y cómo está la ciudad ahora. Porque hablar de preparación de los que antes ocuparon esos sillones es un chiste malo, de mal gusto.
Qué hace el que ha estado a la misma altura del sol, ha mirado desde lo alto a todo ciudadano que se arrastra por el suelo y se ha creído las mentiras de tanto repetirlas durante estos últimos cuatro años. Que cree perder el cetro de mando, el bastón que otorga poder tanto para lo que hace como para lo que dice, sea mezquino o honorable. Les respondo, lo que hace es revolverse en sus últimos coletazos, como el calamar que escupe tinta para confundir, como la cobra que escupe veneno sobre el rival, como el gusano que se retuerce en el suelo para reducir las probabilidades de ser pisado. Por eso, la anterior alcaldesa de Jerez se ha retorcido durante esta ultimas semanas en el sillón que hasta ahora ocupara, evitando perder ese vicio más viejo que la prostitución, el vicio que te hace drogodependiente, el que desprende más sexualidad que el propio sexo, el que seduce sin intentarlo, el que ata y mantiene atados, el poder.
Y si los que entran -en su mayoría- en el salón de plenos no son drogodependientes de poder (porque todavía no lo han probado) debe ser bueno que haya partidos nuevos, caras nuevas e ideas distintas. Hasta aquí lo bueno de esta nueva legislatura. Ahora lo malo.
Y lo malo es muy malo. Otra Sánchez en el poder local. Y ese apellido debe recordarles algo. Sí, es el mismo, el de la misma familia que vive en calle Sevilla. El que tiene pie y medio dentro de prisión y hundió la ciudad en un mar de caos del que todavía tenemos gran oleaje. Pero ahora con otro nombre de pila, que unos relacionan con unas palmas en el congreso y otros con un cargo en una Fundación pública que nadie sabe como obtuvo. Habrá tiempo para el crujir de dientes y el castañear de dentadura. Pero creo que los votantes socialistas deben ser los únicos felices en la ciudad. Y no son muchos para una alcaldesa de siete concejales.
Pero lo que no puede entender la coherencia es que alguien nuevo como Podemos pueda ayudar a quitar a un drogodependiente (de poder) por serlo para respaldar a otro que le iguala en pinchazos, por muy roja sea su sangre. Porque lo rojo o azul de la sangre de estos dos partidos se ha confundido en la última década para realizar una misma idea de política; la egopolítica. Y precisamente eso (oponerse a esa idea de política) ha sido el mayor reclamo para poder alcanzar el pleno del ayuntamiento. Perder esa coherencia tan pronto es obsceno. Obsceno y malvado. Que no se limpia por urna o por abstenerse del gobierno local. Y es el vivo ejemplo de algo que sigue gritando la ciudad en silencio. El grito es silencioso pero audible. "Necesitamos a BUX" -grita-. Pero la mayoría de los jerezanos siguen sin escucharlo.
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