Se dice que la palabra Gracias, abre puertas. La cualidad de la humildad en la persona, enseña a abrirlas. No es una palabra, es darle el sentido y lugar a todas las cosas, en su justa medida. Recuerdo hace algún tiempo a alguien que, advertido el engreimiento en uno de sus hijos, me dijo que lo dejase, que en buena medida era una cualidad de la persona necesaria para la vida diaria. Y a fecha de hoy pienso que no podía estar más equivocada.
Recuerde, la humildad es una cualidad superior del ser humano. Le hace a uno reflexionar desde abajo de la pirámide, mirando de abajo hasta arriba y comprendiendo todo el proceso de sus errores y sus decisiones. Permite comprender los propios errores, perdonarse internamente y, conforme otorga sabiduría, permite tomar las mejores decisiones. Eso, no tiene precio en este sociedad acelerada y endiosada. La humildad mantiene a raya a su ego, haciéndolo más racional y menos pasional en su vida. Más perfecto.
El problema llega cuando debe aplicarla, por autodisciplina y no como natural. Ahí fuera estamos en una batalla diaria contra el ego y la violencia, por lo que solo los más fuertes pueden comprenderlo. Permítanme aquí recordar la película El método Williams en el que el padre, la madre y los hijos entre los que se encuentran Venus y Serena Williams (tenistas) ven la película de Disney "La cenicienta". El diálogo que reproduzco a continuación se produce a continuación:
Padre: ¿Qué aprendieron?
Hija: a ser amables
Otra hija: a ser valientes
Padre: ¿a qué te refieres?
Otra hija: tienes que ser valiente para viajar en calabaza
Padre: Ve a tu habitación
Otra Hija: ¿por qué?
Padre: Porque estás jugando y yo no estoy jugando
Padre: ¿Junior?
Otra hija: no dejes de soñar nunca
Padre: Está bien, ¿nick?
Otra Hija: debes cuidar tus zapatos
Padre: Eso está bien, pero todas se equivocan. Volveremos a ver la pelicula (todas se niegan)
Padre: Nadie está escuchando, si no van a escuchar ...
La Madre: ¡Contestaron tus preguntas¡.
Padre: De acuerdo, de acuerdo, un segundo. El hecho es que era humilde, sin importar como la trataron, o la falta de respeto, conservó la calma con un corazón sincero. Era humilde. Ahora vamos a jugar estos partidos y vamos a competir. Pero vamos a hacer humildes o no vamos a hacerlo.
Ya pueden irse.
Cuando ví la película me recordó a cuando Gandhi, al tratar de subirse a un tren en marcha, pierde uno de sus zapatos y él tira el otro por la ventanilla del tren. El amigo le pregunta por qué lo hizo, el responde que así, al menos, alguien se encontrará con un par de zapatos, y le serán de utilidad. Es eso. Humildad como antídoto contra el ego, egoísmo y prepotencia, y una cualidad que permite tomar decisiones acertadas en situaciones imprevistas. A veces recuerdo la infancia, libre y sincera de un niño, la de cualquiera. Ellos, sin prejuicios y libres para aceptar las visiones de los demás y poner en duda las propias, son humildes y aprenden muy rápido. Y saben, son muy felices. Muchísimo más que todos nosotros juntos.
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