Al Capone defraudaba y ejecutaba sus negocios a través de tapaderas, sin registros, ni recibos que lo conectaran con sus ingresos fraudulentos; sin embargo, se encontraron unos documentos que indicaban ingresos de juego ilegal y evasión de impuestos a su nombre y lograron encarcelarlo, al cabo de varias décadas. Porque pasan los años, pasan los sillones y las alcaldías y, como decía Lincol, puedes engañar a todo el mundo algún tiempo, puedes engañar a algunos todo el tiempo pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo. Al Capone lo sufrió. Y esta semana también Pacheco.
Nadie se tiene que alegrar del mal de nadie y nadie puede desear el mal de nadie, pero lo que todos debemos exigir es que el culpable tenga las consecuencias penales que haya merecido. Eso sí, creo que todos nosotros tenemos la intuición de que llega demasiado tarde (más de 27 años en la alcaldía) y de que se tratada de un estúpido caso de enchufismo o irregularidades en la contratación de dos asesores cuando debe haber muchos más en una plantilla de miles de personas dentro del Ayuntamiento de Jerez.
Paradójico también que sea en un asunto como es Speed Festival, ideado por Pacheco, fruto de su propia cabeza pensante, que también se derrumbó ocasionando un agujero negro en la ciudad que ha arrastrado a Pacheco y a López y solo nos ha dejado la imagen de un monumento Michelín como si de un mal recuerdo de lo que pudo ser se tratara. Como un monumento a un pasado chirriante, estridente que queremos olvidar aunque tenga todavía erguido sus michelines en la entrada a Jerez.
El 7 de abril de 2012, en un artículo que publiqué en este blog y que titulé Pacheco de Mordor, expresé mi idea de que el reino de Mordor de Pacheco en Jerez, una vez destruido el anillo y expulsado de su sillón de primer edil, se desmoronaba poco a poco como lo hacía la torre oscura y demás creaciones oscuras realizadas por el dueño del anillo a través del mismo.
Efectivamente, hasta las palmeras que obsesivamente se plantaron en Jerez durante sus sucesivos mandatos van desapareciendo poco a poco por acción de la plaga del picudo rojo. El espejismo del año 2002 que nos ha dejado una gran cantidad de facturas y deudas públicas, parecen hoy un año de espejismo municipal sobre la base de un castillo de naipes que se desmoronan conforme se conocen progresivamente sus deudas. Sus empleados que pasaran antes como grandes profesionales, hoy se consideran grandes enchufados en el ayuntamiento. Sus aliados en las legislaturas municipales y ante los que posaba sonriente en las fotos son hienas hambrientas de devorarlo en los periódicos a través de titulares cada vez más hediondos. Y sus proyectos parecen cada vez más derrocados. El circuito que endeudó sin igual. La estación de autobuses lo llevará al banquillo de nuevo. Speed festival lo ha atrapado en un agujero negro de rejas de acero. Todo lo que pasaba como jauja parece hoy una torre de babel que se desmorona.
Al Capone ha caído, aunque él no lo sepa. Sus obras, delictivas o no, continúan desmoronándose como lo haría la torre oscura, sobre sus propios cimientos. Parece que el árbol da mucha leña para los rastreros políticos de turno que tratan de aprovecharse. Y podríamos pensar que serviría de ejemplo para Pelayo y Sánchez si su anterior gestión no estuviera bajo sospecha y las siglas PP y PSOE no aparecieran como escudos protectores frente a la supuesta administración de Justicia. Pero no lo piensen. Porque aquí se han hecho muchos desmanes y yo no veo a ningún político entrar en Puerto dos. Al contrario, se les vota democráticamente una y otra vez, se les presta un micrófono un día sí y otro también, se inician plataformas para su redención, se obtienen sentencias sonrojantes que les exculpan.
Al Capone era un producto de aquellos tiempos -años veinte y treinta- en los que la legislación permitía comerciar de forma ilegal; Pacheco es un producto de una población que lo ha perpetuado en el poder durante más de veinte años y que ha consentido todo lo que quiso, mirando hacia otro lado. Todos se horrorizan y le exige que dimita. Todos ellos lo crearon, lo votaron y pactaron. Es obra vuestra, un hijo de Jerez. Tomad, ahí lo tenéis. Seguid votándolo. Llevadle magdalenas en agradecimiento al piso en la playa que tenéis cuando paséis con el coche rumbo a Rota. Visitarlo, de vez en cuando. Pero lejos de Jerez.
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