domingo, 19 de octubre de 2025

Los hombres polillas

 

Cuando las polillas revolotean en la oscuridad buscan desesperadas la luz de una farola. Golpean una y otra vez las bombillas brillantes buscando desesperadas la libertad, una escapatoria, una salida de su oscura realidad.

Los humanos, revoloteando en una sociedad creada sobre la artificiosidad y la hipocresía, revolotean desesperados buscando la verdadera autenticidad, lo auténtico. Se golpean una y otra vez contra su oscura realidad buscando una salida. Y buscan desesperado en el pasado algo que les hagan parecer más reales, más humanos, más ellos.

Son como las polillas desorientadas que se guían por un instinto lejano. Y cuando rozan lo auténtico se sienten vivos, se sienten bien, libres, auténticos. Es un sueño que agarran para escapar de lo que les rodea, que no deja de ser un falso mundo que enmascara sus mentiras. 

Y te podrías preguntar qué es la autenticidad y yo no explicártelo antes de terminar estas breves líneas. Lo auténtico es lo que los romanos copiaban en la arquitectura clásica helena, son los paisajes de una playa que no ha variado durante miles de años, lo auténtico es lo que siempre estuvo allí y no cambió. Un atardecer, una playa, una montaña o un pensamiento que permaneció siendo verdad desde el pasado. Es lo que permanece aunque haya pasado el tiempo. Es lo que siempre estuvo y siempre estará. 

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