Ahora que llega la navidad, en la que todos expresamos amorosas frases de amistad, concordia y buenos deseos, quiero recordar tres de los actos humanos por los que creo poco en la evolución fraternal de la humanidad. Mejor dicho, no creo nada:
1. Pandemia del Covid. Sálvese el que pueda, en Mercadona. La palabra insolidaridad se manifestó claramente en las estanterías vacías de los hipermercados. Recuerden, ¡más vale 10 pollos que 1!, antes yo que el vecino.
2. Tapón en la entrada a la plaza de toros de Pamplona en San Fermín. Quítate de aquí, que quiero salvar mi pellejo y si para ello debo aplastarte el cráneo, pues así es la vida. Lo llamamos instinto de supervivencia cuando lo que es realmente es una agresión justificada para salvarme a costa del prójimo.
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