Dato muy relevante. Los empleos que se crearon en el ayuntamiento con Pelayo (aproximadamente sobre los 400) y con Pacheco-Pilar (sobre los 1000 y pico, en la época de coalición y la anterior) no accedieron a través de oposición -es decir a través de concurso/oposición o turno libre- sino que accedieron a través de la bolsa de empleo del ayuntamiento (incluidos alguno de los concejales y candidatos que accedieron al empleo público local a través de la bolsa). Es por ello que los sindicatos reclaman el concurso oposición ahora (tienen muchos puntos a través de los méritos de desempeño de cargo en la administración local y acceden con preferencia asegurada), para consolidar lo que obtuvieron por bolsa discrecional.
No deja de ser sospechoso que no se haya convocado oposición pública en el ayuntamiento desde hace quince años. Lo cuál nos deja a las claras cómo se coloca en nuestra administración local y hasta qué punto el acceso es poco claro, discrecional y sospechoso.
El problema es que hay mucha gente que tiene que callar y mucha otra que esconder. Los políticos son los que pagaron favores a través de la bolsa de empleo (recuerden los contratos irregulares de delegados, empleados municipales y de jefes de proyecto que todavía están en instrucción del Juzgado de Jerez ), los sindicatos callaron y los empleados se solidarizaron con los que entraban.
No me extraña que la casa consistorial sea una ruina. Entre todos la arruinaron y ella sóla se muere.
El caso imagínense es como si para acceder al puesto de Juez ponemos a un botarate amigo de otro empleado público judicial. Al final, cuando pasen los meses, el juzgado puede ser un auténtico despropósito de ineficacia y desmán. Pues, trasladen el caso al ayuntamiento de todos (hablamos de empleo público, muy similar). Tenemos un botarate haciendo el cargo de una persona a la que se exige unos requisitos mínimos que nadie ha controlado que tiene. Al final, la ineficiencia surge. Y esa ineficiencia en el trabajo nos repercute a todos, en el desempeño de los servicios que presta y en la eficacia económica. Es decir, nos genera ineficiencia en servicios y además nos cuestan más caros.
La selección del personal del Ayuntamiento es el requisito mínimo de eficiencia del ayuntamiento. Si aquella selección natural de los mejores se desvirtúa también lo hace nuestro ayuntamiento, sus servicios, eficiacia y economía.
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