Por eso estoy en B.U.X. Estoy en B.U.X. porque, dentro de mí, aunque tenga que encontrarlo muy
dentro, creo en la gente de este pueblo que a veces detesto como el hermano detesta la lluvia el día
que sale su imagen procesional. Pero estoy en B.U.X. porque, de alguna manera, creo que hay que dar una oportunidad a las personas que viven en esta ciudad. Y este pensamiento, es alentador.
Creo en la gente de esta ciudad porque aveces se producen pequeños milagros, no marianos, y te hacen
aprender cosas que no imaginabas. Y en el día de hoy, domingo, tras una intensa mañana, he vuelto
aprender de muchas personas anónimas que han tenido a bien acompañarnos en el viaje a la Cartuja y la
Laguna de Medina.
Desde que salió la idea de penetrar en la Cartuja (en lo que respecta a mí, sería la primera vez en
toda mi vida) la esperanza de poder traspasar las puertas de la iglesia que siempre me había
encontrado cerradas iba creciendo en mí como lo hizo en otras personas que atendienron el llamamiento
del MJJ para llenar un autobús. Así se hizo. Pero esta historia arranca con una reunión de tres
personas en una cafetería de la calle Lancería y la decisión de no dejar esta iniciativa, hace casi tres
meses. Desde ese momento, un miembro, después de acudir a la Diócesis a preguntar por la posibilidad
de una visita a la Cartuja y derivar su solicitud a las hermanas de Belén que habitan el recinto, se
pasó día si y día también llamando al teléfono que tienen esta hermanas para poder soliciar la visita
de un grupo de entre 55 y 60 personas (llenar un autobús) y poder acceder al patio, la iglesia y nada
más.
Puede parecer poca cosa querer acceder a la iglesia pero nos pareció justo habida cuenta de que estas
hermanas tienen su casa y oración dentro de aquellas paredes y, en cierta forma, nadie puede pedir
ser invitado en una casa si del que habita la casa no existe intención.
Pues esta señora (educada, respetuosa y perseverante -puedo asegurar porque son varios años
disfrutando su amistad-) se dedicó a intentar concertar una visita para que un grupo de 55 personas
pudiera visitar un patrimonio tan importante como escondido. Me tomaré la licencia (pues no he
recibido su permiso para revelar lo acontecido) de decir que, tras multitud de intentos sin respuesta,
llegando a esperar más de media hora al teléfono un día o recibiendo evasivas, la hermana
responsable da el visto bueno señalando ella (según su interés, necesidad y preferencia -como no
podía ser de otra forma-) el domingo día 22 de Abril a las diez horas para acudir a la Cartuja y ver,
la portada, el patio y, en último lugar, la iglesia interior.
Sus conversaciones no quedaron ahí. Después de varias semana se confirmaría dicha fecha una y otra
vez sin más preocupación por nuestra parte (aquí tendría que decir que no es del todo cierto ya que
comenzó a resultarme contradictorio el comportamiento de la comunicante que recibía las llamadas en
la Cartuja) que la de llenar un autobús para cubrir los gastos del autobús (300 euros) y completar la
visita del domingo a otro lugar del término que nos pareciera más interesante pero atendiendo a su
cercanía para no cansar a las personas que nos acompañaran. Al final se decide la Laguna de Medina y
solo por las personas del MJJ se llena casi la mitad del autobús, restando unas 25 plazas, más o menos.
Con todo ello, con una finalidad de cubrir costes del viaje y posibilitar a las personas de Jerez la
misma oportunidad que nosotros podríamos recibir el día 22, publicitamos en la página web de
buxjerez.com y en redes sociales el viaje. En este punto he de decir que nadie (salvo yo) creía que
la visita generaría tanta espectación. Con la misma sensación lo comunicamos a los miembros de la
asociación de la memoria histórica (que hacen un programa legendario en Frontera Radio llamado
"Puerta Real") y por ellos salimos en su programa publicitando el viaje y por Marcos Perla (también
de Frontera Radio pero ahora locutor en Onda Jerez) también en Onda Jerez. Lo cierto y verdad es que
desconozco si dicho viaje ha salido en periódicos u otro medio de comunicación. Lo cierto es que sólo
puedo afirmar que en ha sido en Onda Jerez (poquito tiempo, por cierto) y en Frontera Radio (gracias
a la amabilidad y desinterés del historiador Pepe Cirera).
El jueves noche -día de la emisión en Onda Jerez-, día diecinueve de abril de 2012, recibo una llamada
que me deja un poco desorientado. Después de dos meses confirmando la visita del día 22, una de las
hermanas de belén comunica que no nos pueden abrir las puertas y que sólo podríamos acceder a la iglesia
junto con el obispo de la diócesis ya que ese mismo día tenía un oficio a las 11 de la mañana. Digo que me
dejó desorientado porque, según me contaban la iglesia de la Cartuja no era muy grande, entrar con
el Obispo -que en ningún momento nos había sido anunciado- en la iglesia para visitar la misma no tenía
sentido dado el tamaño de la iglesia, el oficio a realizar por los feligreses y la totalidad de visitantes
que éramos tenían la intención de mirar y contemplar la obra arquitectónica.
El viernes 20 de Abril la espectación se había desbordado y, habida cuenta de la palabra que habíamos
dado a las hermanas de llevar un grupo reducido de 55 personas, no queríamos ni más ingresos en la
cuenta ni más reservas por lo que decidimos emitir un comunicado para que las personas no siguiesen
reservando ni ingresando. Ello nos salió bien porque de no terminar ahí podríamos haber tenido
seguramente cientos de reservas. Pero no sucedió porque habíamos dado nuestra palabra y, nos conozca
o no el lector, cumplimos lo que decimos.
El mismo viernes noche recibe la señora de contacto la noticia de la responsable de las hermanas de
belén de que "el obispado ha tomado cartas en el asunto" (al respecto de nuestra visita) y que,
además de decir que la misma era puramente comercial -palabra que utilizó- y que se había informado
por no sé que medios, se nos cerraban las puertas de la iglesia. Tras insistirle la señora de
contacto del grupo de visitantes de que estaba enteramente equivocada de las conclusiones
precipitadas y erróneas que exponía, llegó a recular en sus afirmaciones y decir que lo más que podía
hacer es encargar a un matrimonio colaborador de la orden para que pudieramos ver una exposición de
cerámica (que al parecer tienen para la venta) pero que las puertas de la iglesia seguían cerradas.
Aquella noche no dormí bien. No se me quitaba de la cabeza la frase "las puertas de la iglesia
permanecían cerradas". En cierta forma me recordaba a la película de "el nombre de la rosa" y a la
gran biblioteca que siempre permanecía cerrada para guarecer los conocimientos e impedir que la
persona pensara por sí mismo.
Por eso, sin conocer lo que verdaderamente ha ocurrido entre el Obispado y las hermanas de Belén,
prefiero que sea el fiel lector de este blog el que piense quién ha dado la orden de que se cerrara
las puertas para una asociación juvenil que solo busca la promoción de la historia y la identidad de
Jerez.
Pero de todo lo negativo nace la esperanza y la claridad. Porque hoy, nuevamente, he comprobado que
de todo lo malo puede nacer lo bueno y que, dejado llevar por los acontecimientos de la vida diaria,
había desechado equivocadamente dar una nueva oportunidad a las personas de bien de esta ciudad. Y es
que, aunque haya veces que podamos perder la esperanza, Jerez necesita otra oportunidad. Y digo esto
porque, una vez explicada la situación a las personas que nos acompañaban y ofrecido la posibilidad
de la devolución del dinero del viaje, nadie, nadie, nadie quiso dejar de lado el viaje y nos
apoyaron en la situación engorrosa y desagradable. Del mal rato del anuncio de la rectificación del
viaje se pasó a la comprensión y decisión de seguir adelante. Nadie, creo, se arrepintió. Y la verdad
es que hemos pasado una buena mañana.
Es verdad que el Movimiento Juvenil Jerezano no es una asociación católica. Es verdad que la iglesia
de la Cartuja es un edificio destinado para la oración y el recogimiento y no la visita cultural. Es
verdad que el edificio es parte de la casa de unas "hermanas" y, cada uno rige en su casa y más en la
de Dios, como quiere. Pero es verdad que cuando alguien se compromete desde hace dos meses a algo
debe cumplirlo, vistan hábitos o no, sean formales o no lo sean, se trate de un grupo cultural o
religioso el que se acerce a su casa. Porque cerrar las puertas de un edificio que forma parte de la
historia de Jerez, financiada por un Jerezano (Álvaro Obertos de Valeto) o construida en parte por un
jerezano (Andrés de Ribera), es cerrar la puerta de Jerez a sus hijos. Más no sé hasta qué punto
tiene intervención en ello el señor Obispo. Pero lo cierto es que hoy me han demostrado el porqué del
declive de la Institución Eclesiástica entre la ciudadanía. Porque no siempre se debe echar la culpa
a los ciudadanos de los males de la institución de la Iglesia. Y hoy lo he comprobado.
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