Ser víctima y hacerse la víctima es distinto. La primera padece involuntariamente y de forma que se le provoca una situación injusta que soporta. La segunda hace parecer falsamente que padece involuntariamente mientras que lo cierto es que sólo lo hace parecer sobre una situación que ha provocado y, en muchas ocasiones, se beneficia de ese sentimiento y situación.
Es lo que sucede con la política actual, local y nacional. El victimismo político supone achacar los males a los otros, justificar la falta de medidas valientes sobre aquellos males y hacer creer y aparecer como víctima a los ojos de la oponión pública. Y sucede en la política local cuando Pelayo habla de "la herencia", como también lo hacía Pilar Sánchez, sin recordar que ha estado en oposición tantos años como aquellos. Sin recordar que cobra un sueldo anual de 68 mil euros por un puesto que comparte con el de senadora que se ejerce en Madrid, a muchos kilómetros. Sin recordar que hay casi 2 mil personas más en Jerez en desempleo desde que tomó la alcaldía. Así que ella no es víctima sino verdugo. No lo olvidemos nunca, por nuestro bien.
Puede que esté soportando presiones, huelgas y falta de inversiones que otros incentivaron. Pero no hay que olvidar que ella contribuyó con su inoperancia a la hora de ejercer de oposición o de gobernar como alcaldesa con Pacheco de escudero. La memoria parece muy frágil a estas alturas en el que todo el mundo piensa en su sueldo y trabajo (en sí mismo) y ella gana solapadamnete 68 mil euros. Nadie que no padezca puede ser víctima.
Por cierto, en su última entrevista Pelayo asumió su papél de víctima ante la opinión pública diciendo "Trabajo casi 18 horas al día, por lo que termino totalmente agotada". Recuerdo las palabras de Pilar Sánchez cuando era alcaldesa, en las que alardeaba de trabajar "Desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la noche". Víctimas o victimistas.
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