Si todo esto me lo llegan a decir hace un año, no me lo creería.
Por primera vez, después de treinta y tantos años en esta vida, he votado lo que creía mejor para mi ciudad. Por primera vez, y como única vez hasta ahora, mi conciencia no se quejaba y no argumentaba en contra. Debe ser ese sentimiento que experimenté el que refieren cuando definen a alguien que tiene y encuentra la paz consigo mismo. Y, de verdad, es un sentimiento de plenitud y paz ciertamente maravilloso.
No podemos esperar que todo Jerez nos vote si no nos conocen. Yo sería el primero en no votar lo que no conozco. Y supongo que esa debe ser la meta de BUX a lo largo de los años. Que, poco a poco, los ciudadanos puedan conocernos más y encuentren en nosotros el sentido común que tanta falta hace en la política. Luego está la gratitud que experimenta uno con las seiscientas cincuenta y cuatro personas que han confiado en nosotros. Yo lo comenté en la sede, que estaba muy cansado y con dolor de cabeza, pero que si hubiese podido me hubiese pasado toda la noche estrechando la mano de nuestros votantes y dándoles las gracias uno por uno. Y es que, después de tanto trabajo, de tantas injusticias y tantas zancadillas, que cientos de personas de Jerez nos tengan en consideración es algo maravilloso, digno de elogio y reconocimiento.
Por ello la gratitud no define bien lo que desde B.U.X. sentimos respecto a esas personas. Porque sentimos una responsabilidad tan enorme por lo que nos han confiado que espero ser capaz de dignificar su apoyo. Hacernos dignos de ellos, un reto más para este joven partido. Ahora me acuerdo de Marcos, que estuvo en la sede el viernes pasado y venía desde lejos, andando, sólo para compartir unos momentos con nosotros (si me estás leyendo, GRACIAS MARCOS). Me acuerdo de las emociones vividas en la sede ayer noche, con lágrimas de cansancio y emoción, con el consuelo y la esperanza mezclados con un sentimiento que todos era la primera vez que experimentamos. Y sí, también la fuerza y el honor que desprendimos todos desde el primero al último. Es indescriptible, y las palabras no llegan a expresarlo.
Supongo que al final de todo queda la gratitud y el trabajo. La gratitud hacia todos los que confiaron en nosotros y el trabajo de unos jóvenes inconformistas que, además de manifiestarse, ponen los medios para que los demás puedan también cambiar las cosas.
Gracias.
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